Transformándose: Empezar de nuevo.
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En el último mes y medio no publiqué nada. Y no es que nada me haya sucedido. Bastante anduvo pasando en los últimos meses! Pero a menudo me pasó que tenía algo que escribir y los límites de este espacio se me hacían muy angostos. Intenté de cambiar la estructura el agosto pasado, y quizás el cambio fue incompleto. Hoy saldo esta deuda.
Este espacio solía llamarse El Taller de Libros; completamente dedicado a mi experiencia en la encuadernación. Mientras sigue siendo una de mis pasiones, la curiosidad me llevó a viajar por Canadá hace unos dos años y por azares del destino sigo allí. Muchas cosas cambiaron con la complicación para encuadernar o de traer conmigo mi prensa de fundición de hierro. Más que un salto al vacío, moverse y transformarse pareciera ser mi modus operandi. Quizás sea la manera que encontré de empujarme a aprender. Lo más probable es que un psicólogo tenga razón cuando mencione el miedo asentarme, a lo definitvo. (la última oración no está presente en la versión en inglés).
Reflexivo y sensible, defiinitivamente no soy un tipo de pensamiento rápido y reflejos gauchosTampoco brillante o dotado de un talento. A pesar de ser buena persona (sí, creo que lo soy), no soy muy macanudo de entrada. A veces todo lo contrario. Un tipo medio raro. No quiero ser importante, pero le doy mucha importancia a las cosas que hago y las personas conmigo. A veces hablo mucho.
En los últimos diez años además de las cosas fundamentales, yo...
...estudié Ciencia política en la UBA, me descubrí como amante de los libros y aprendíz de las artes de la encuadernación, fui un intermitente viajero amateur, nauta (y hasta instructor de naútica por un breve lapso), trabajé en la construcción (probablemente el peor trabajador) y más recientemente me sumergí en el sorprendentemente complejo y emocional campo de la hospitalidad y los restaurantes.
Por eso es que es hora de relajarla. No puedo abrazar todo con mis brazos, pero puedo intentarlo, y puesto que nadie esta en este mundo para quedarse, voy dejar que este espacio sea un derrotero de mi experiencia. Mucha gente y muchos fantasmas están presentes, pero esta es una historia personal. A no ofenderse si no los menciono en este intrascendente lapsus de egoísmo.
Gracias por su paciencia y lectura,
Gonzalo
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En el último mes y medio no publiqué nada. Y no es que nada me haya sucedido. Bastante anduvo pasando en los últimos meses! Pero a menudo me pasó que tenía algo que escribir y los límites de este espacio se me hacían muy angostos. Intenté de cambiar la estructura el agosto pasado, y quizás el cambio fue incompleto. Hoy saldo esta deuda.
Este espacio solía llamarse El Taller de Libros; completamente dedicado a mi experiencia en la encuadernación. Mientras sigue siendo una de mis pasiones, la curiosidad me llevó a viajar por Canadá hace unos dos años y por azares del destino sigo allí. Muchas cosas cambiaron con la complicación para encuadernar o de traer conmigo mi prensa de fundición de hierro. Más que un salto al vacío, moverse y transformarse pareciera ser mi modus operandi. Quizás sea la manera que encontré de empujarme a aprender. Lo más probable es que un psicólogo tenga razón cuando mencione el miedo asentarme, a lo definitvo. (la última oración no está presente en la versión en inglés).
Reflexivo y sensible, defiinitivamente no soy un tipo de pensamiento rápido y reflejos gauchosTampoco brillante o dotado de un talento. A pesar de ser buena persona (sí, creo que lo soy), no soy muy macanudo de entrada. A veces todo lo contrario. Un tipo medio raro. No quiero ser importante, pero le doy mucha importancia a las cosas que hago y las personas conmigo. A veces hablo mucho.
En los últimos diez años además de las cosas fundamentales, yo...
...estudié Ciencia política en la UBA, me descubrí como amante de los libros y aprendíz de las artes de la encuadernación, fui un intermitente viajero amateur, nauta (y hasta instructor de naútica por un breve lapso), trabajé en la construcción (probablemente el peor trabajador) y más recientemente me sumergí en el sorprendentemente complejo y emocional campo de la hospitalidad y los restaurantes.
Por eso es que es hora de relajarla. No puedo abrazar todo con mis brazos, pero puedo intentarlo, y puesto que nadie esta en este mundo para quedarse, voy dejar que este espacio sea un derrotero de mi experiencia. Mucha gente y muchos fantasmas están presentes, pero esta es una historia personal. A no ofenderse si no los menciono en este intrascendente lapsus de egoísmo.
Gracias por su paciencia y lectura,
Gonzalo
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