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Mostrando entradas de abril, 2014

Volver a escribir por primera vez

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Hace unos meses, de manera a veces intermitente y pausada, he vuelto a escribir. Como siempre, sin grandezas ni promesas. Pero algo pasó desde la última vez que lo intenté. Una revista de mis habituales espacios me dio algunas pistas: La Epistolaria Hace poco más de un año que hemos vuelto con mi amigo SK a escribirnos en aquel género necesario. Sentarse a escribir una carta tiene poco que ver con hacerlo con un teclado en frente. Las demoras del correo, la ansiedad de saber que "en estos días estaría llegando" la respuesta, la tinta indeleble, todo ello hacen de escribir un ejercicio más pausado y meditado. Sin contar con que, en un mundo de reproducción infinita, la carta de puño y letra aún mantiene su unicidad. El nuevo viejo artefacto de comunicación. Escribir en inglés Así y todo, Dio' bendiga mi teclado con letra Ñ Después de vivir algo así como dos años en Canadá, era hora de empezar a practicar mis cualidades escritas. Mientras el habla sufr

Fin de clases

Si no fuera por Esteban, su amigo compañero de banco, él jamás se hubiese enterado que al colegio lo iban a derrumbar apenas una semana después de su graduación. Siempre más tímido y reservado, Federico sabía que la personalidad de Esteban era notable. Agudo e inquisidor, tenía el poder de la palabra y la intuición de su lado. Esa sensibilidad especial le dio de grande un gusto por los negocios excéntricos. Ya más grandes, cuando se enteró de la vuelta de Perón, lo primero que pensó fue en salir a vender choripanes a Ezeiza. Nos los sacan de las manos Fesé. Ese era su argumento, tan convincente para la fiesta popular de aquella tarde de junio como para cuando volvió a proponer el mismo negocio no mucho después, el día del luto nacional. Pero uno años antes en aquella otra tarde, con un calor en diciembre que vaticinaba un verano atroz, ambos recibían su diploma enrollado y una medallita de metal opaco y dudoso. Federico sabía que estaba viviendo por última vez la ceremonia del fin