A Booksmith Journal

Con motivo de agasajar a mi progenitor me dispuse a realizar un brevísima edición de su libro de cabecera: El Manual Nacional de Cortesía Sexual, escrito por Lord Badmington. Este manual, completo y exiguo a la vez, es un breviario del protocolo y el know how de la nobleza en lo que concierne a las artes de alcoba. Entre sus más notables narraciones se incluye una densa explicación para la organización de una orgía elegante (elaboración de la propuesta, con qué juego de sábanas recibir a los invitados, etc), la etiqueta de la toqueta, y un glosario de amantes.  La edición consta de tres ejemplares numerados a mano y con el nombre de su dueño impreso. Probablemente lo más sorprendente de los mismos sean las delicadas ilustraciones de Nicolás Daniluk elaboradas para la ocasión. La encuadernación consta de una media piel con papel canson en su portada. Cada portada tiene un dibujo diferente. Para la impresión se usó papel conqueror 120grs (prometo variar para la próxima ocasión

En verdad esta es una actualización de la nota sobre restauración y conservación . Las cajas de conservación son una excelente alternativa para conservar el libro frente a las inclemencias tales como el sol, la humedad y las plagas. Un estuche tradicional no es aconsejable por la fricción que genera al introducir y sacar el libro, a menos que se arme una camisa para el libro. Una caja doble bandeja (clamshell en inglés) es una de las alternativas más eficientes para el caso. No requiere que el libro esté encuadernado (cosa que sí es necesario en un estuche) y cumple las mismas funciones. Se elabora a medida del libro y de esta manera al cerrarla queda guarecido en un lugar seco, oscuro y compacto, sin posibilidad de que haga juego el libro dentro de la caja. Dejo a continuación fotos de una caja doble bandeja tradicional en tela y papel para un libro en rústica. La decoración del mismo ha quedado pendiente. Caja cerrada Caja abierta

Para que no se sienta abandonado el blog y sus dos o tres lectores (que llegan a el mas por desorientación que por gusto) les dejo una foto de mi autoría. No tiene título (se aceptan sugerencias), fue tomada en la costanera de una playa al este de Toronto.

El desafío consistía en crear un libro casi desde cero. Es decir, el libro estaba escrito, y nada más que eso. La edición (con ello refiero a la diagramación, selección de fuentes, tamaño, tipo de papel, etc.), impresión y encuadernación fueron producto de este humilde taller. Hubo que hacer lo necesario utilizando los materiales disponibles. La edición y diagramación fue realizada en Adobe Indesign CS3. Diagramado en cuadernillos utilizando fuentes Garamond y Book Antiqua. Para la impresión se utilizó papel Conqueror Vergé de 120grs. El libro fue diagramado en tamaño A5 (210x148mm). A ello se le tiene que agregar las cejas y el lomo para obtener el tamaño final. La encuadernación es una plena piel de cabra lijada con incisiones. Las cabezadas están bordadas en hilo de seda.

El sitio permanece un tanto inactivo debido a la relocalización de su autor que estará en Canadá por algunos meses. A falta de taller, es probable que no pueda desarrollar y presentar novedades de mi propia mano. Pero es probable que aquí pueda sacar provecho de algunos encuentros. Mientras tanto, las siguientes publicaciones son trabajos y actualizaciones que habían quedado pendientes.

El mes pasado dejé unas notas con mi impresión sobre el trabajo de Richard Gillespie sobre Montoneros. Siguiendo la tónica, en esta oportunidad me propongohacer lo propio con un trabajo de de Pilar Calveiro. Llegué a "Política y/o violencia" cuando trabajaba en un alibrería y mientras ordenaba iba en busca de alguna lectura crítica de la militancia revolucionaria de los 70, pero desde una óptica militante, no desde la mirada que ofrece un escritorio lleno de libros y con el diario de mañana. Me queda pendiente leer la alternativa descartada, el trabajo de Juan Gasparini. Cuando existe tanta literatura "setentista" lanzada al mundo sin mayor reflexión, creo que lo mínimo que se le puede pedir a un libro de este tipo es honestidad e investigación. García Marquez decía que “la investigación no es una especialidad del oficio, sino que todo periodismo tiene que ser investigativo por definición”. Lo mismo vale para el ensayo o el trabajo de un profesional de la c

EARA organiza su primer concurso internacional de encuadernación. Dejo a continuación las bases para participar que se pueden encontrar en su página web (http://www.encuadernadoreseara.org.ar) ------------------------- REGLAMENTO  I Consideraciones Generales Artículo 1.  La Asociación Encuadernadores Artesanales de la República Argentina ( EARA ) organiza este concurso como adhesión a los festejos y actividades de este año en que la Ciudad de Buenos Aires ha sido designada por la UNESCO Capital Mundial del Libro. Es esta, para EARA, otra forma de promover el arte de la encuadernación, que en un mismo acto protege y enaltece al libro. Artículo 2.  Este concurso se encuentra abierto a todos los encuadernadores tanto del país como del exterior. Artículo 3.  Cada participante recibirá una copia idéntica y numerada del libro Hebra Incompleta, del poeta Fernando Noy, que podrán adquirir mediante un depósito en la cuenta de  EARA . Los formularios de inscripción y datos bancarios se

A veces son unas míseras bandas de manufactura industrial, en otros casos son majestuosas obras de arte (y paciencia): ya sean  bordadas o en mosaico (de papel, tela, cuero, etc.) las cabezadas elaboradas son un detalle que lleva mucho tiempo y necesita de mucha prolijidad. Paradójicamente por su lugar algo oculto en la encuadernación permanecen ajenas a la vista del observador común. Pero a no engañarse, las cabezadas son un detalle revelador en toda buena encuadernación. En un principio fueron un suplemento de la costura que la reforzaban a la vez que impedían la entrada de polvo al interior del libro. Hoy (sin dejar de cumplir su función) permanecen como un detalle a veces más estético. En los siglo que lleva la encuadernación se han desarrollado cantidades de técnicas y variantes. Se debe principalmente a los cambios técnicos y a la diversidad cultural que ha enriquecido el oficio. El año pasado tuve la oportunidad de concurrir a un curso sobre cabezadas bordadas. Fue impartid

A veces cuesta un poco más con los clásicos del siglo XIX que con los más contemporáneos. Pero este no es el caso: es de una lectura ligera y desnuda, que en ningún momento se detiene a reparar en el lector. Bola de Sebo debe ser uno de los relatos más crudos que me tocó leer. Fue hace bastante, por recomendación de mi tío, y puedo decir que -ahora que recuerdo la sensación que me dejó más que el detalle del relato- que son esas piezas que a uno le toca leer para llenarse de tensión, de incontinencia, de rabia postergada. Son unas pocas páginas, les conviene ser ustedes mismos quienes juzguen. En esta ocasión quería regalar el cuento y pude encontrar una edición de los años 70 de la editorial Goncourt, con el prólogo y la traducción de Silvina Bullrich. Y para la ocasión quise hacer un bradel. Es una estructura más sencilla (con bisagra marcada) creada en el siglo XVIII por el encuadernador francés homónimo. Bradel en medio cuero con mosaico aplicado en papel. Click en la foto

Cuando uno se propone relatar o reconstruir un tiempo del que formó parte, nunca me quedó claro si es acaso un pasado reciente o ya forma parte de la historia. En todo caso, no tiene mucha importancia. Los relatos y análisis de las décadas 60 y 70 son uno de los caminos más difíciles y más trillados de estos últimos años en que la historia sirve para lanzar acusaciones cruzadas. Sin hacer prejuicio generalizador de los trabajos más recientes, me refugié en obras más añejas y muy dispares entre sí. En las próximas "Lecturas", estaré analizando mi parecer sobre algunos libros referidos a la historia de dichos años. En primer lugar, la obra de Richard Gillespie sobre montoneros: Los Soldados de Perón. En 1981 todavía no se había derrumbado la dictadura militar. Ni siquiera tuvo lugar la guerra de Malvinas, que contribuyo decisivamente en ese aspecto. En ese año el profesor Richard Gillespie publicó su historia crítica de los Montoneros [1] .  Una lectura alejad

Cada vez más a menudo me ocurre que a la hora de encuadernar un libro con algún diseño, a medida que avanzo en la construcción le voy perdiendo aprecio al libro. A veces hasta el punto de ni siquiera querer terminarlo. Este caso pudo haber sido uno de ellos. Posteriormente fuí más contemporizador y ahora puedo decir que al libro lo aprecio, aunque no se si me gusta (más que nada en lo que a encuadernación refiere). Después de tirarlo abajo paso a presentarlo. Es la segunda edición (1958) en castellano de La Caída, de Albert Camus. En ese entonces la editorial Losada se podía jactar de tener a dos de los autores más populares (y ligeramente enfrentados entre sí): Sartre y Camus. Sus apreciaciones sobre el existencialismo los llevará a entablar un duro debate. Posteriormente autores del Marxismo frankfurtiano como Marcuse defenderán al francés por encima del argelino. Sin embargo, un servidor opina que las aguzadas reflexiones de Camus no fueron saciadas aún. Ya que esta disertació