Lecturas: Manguel, La biblioteca de noche

Existe una narrativa que se dedica a los libros. Los libros que hablan de sí mismos, de su entorno y visitantes, son parte de un género a medio camino entre el narcisismo y el onanismo. Claro que ello puede ser tanto un elogio como lo contrario. Como yo lo veo, existen tres subgéneros: sobre los libros que se dedican a libros existen numerosos ejemplos, quizás los peores  sean esas "guías" de lecturas indispensables que hay que tener en el haber de uno antes de morir. Sobre libros que versan sobre lectores creo que sin duda el más impecable de todos por mí conocido es "el último lector" de Ricardo Piglia. Por último, este género menos explorado al que se dedica el libro de Manguel: los libros que narran historias sobre los cuerpos que intervienen en las experiencias. Bibliotecas, estudios, monasterios, hasta incluso el libro mismo (no se puede decir que la encuadernación de un libro no influya, menos en este blog).Los ejemplos contemporáneos que se me vienen a la mente son Teoría de la Lectura de Karen Littau y el presente libro.

La biblioteca de noche es una historia de las posibilidades, de todo lo que despierta el hecho de tener frente a sí un estante lleno de libros. Ya dije en otro lado que las bibliotecas son una forma de radiografiar a su dueño. Ni las más diminutas como tampoco  las interminables son tan eficientes en ello como las que tienen una medida más regular; en la que se pueden apreciar gustos y tendencias, omisiones arbitrarias, etc.

Pero una biblioteca va más allá de eso. Fiel reflejo de nuestras aspiraciones y deseos de una persona, cultura o sociedad entera, cada una puede desplegar un potencial de significados y mensajes. Ciertamente, envolverse en las páginas de este libro equivale a ingresar en una genealogía de la cultura escrita y de todos aquellos que sacan provecho de ella.

Frente a un autor tan lector y tan enciclopédico, el despliegue que realiza en los sucesivos pasajes le resuena a una lectura un poco elitista, a veces lo es. No deja de ser un académico, un erudito del asunto, y en sí el tema que aborda quizás así requiera serlo: pocos son lo que pueden tener una biblioteca en su hogar, ni hablar de una de las dimensiones de la de Manguel -con más de 50.000 ejemplares-. Sin embargo, no dejo de recomendar su lectura.

La foto es la tapa de la edición de Editorial Alianza. Viene en tapas duras y debe costar una fortuna. Por suerte, existe una edición de tapas blandas de Editorial Norma que en nada modifica su contenido (¡y sale considerablemente menos!).

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