Libros
Son algo así como un objeto de deseo. En mí caso ya trascienden su contenido, sino que se transmiten a la forma misma: no hace falta que saque cuentas para saber que leo mucho más en libros que a través de diarios, revistas, computadoras, etc. El menester a veces lo fuerza a uno a recurrir a las otras fuentes, pero siempre me van a parecer más efímeras, improvisadas y ocasionales que la imponencia del libro. Me costó mucho despegarme de ese prejuicio (hay excelentes publicaciones que no son libros, y hay libros que básicamente podriamos decir que son una mierda), pero preferiría compartir todo este universo que me acosa.
Gonzalo
Gonzalo
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